Evangelio del dìa
8 de febrero 2019
Primera lectura
Lectura de la Carta a los Hebreos 13,1-8:
Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad; por ella algunos recibieron sin saberlo la visita de unos ángeles. Acordaos de los que están presos, como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados, como si estuvierais en su carne. Que todos respeten el matrimonio, el lecho nupcial que nadie lo mancille, porque a los libertinos y adúlteros Dios los juzgará. Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir: «El Señor es mi auxilio: nada temo; ¿qué podrá hacerme el hombre?» Acordaos de vuestros dirigentes, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.
Salmo
Sal 26 R/. El Señor es mi luz y mi salvación
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R/.
Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R/.
Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R/.
Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,14-29
En aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él. Unos decían: «Juan Bautista ha resucitado, y por eso los poderes actúan en él.» Otros decían: «Es Elías.» Otros: «Es un profeta como los antiguos.»
Herodes, al oírlo, decía: «Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.»
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado. El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto. La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven: «Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró: «Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre: «¿Qué le pido?»
La madre le contestó: «La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió: «Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.
Reflexión del Evangelio de hoy
7 de febrero del 2019
Lecturas del día y comentario Hoy es Aniversario de los padres difuntos
Primera lectura
Lectura de la carta a los Hebreos 12,18-19. 21-24.
Vosotros no os habéis acercado a un monte tangible, a un fuego encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni habéis oído aquella voz que el pueblo, al oírla, pidió que no les siguiera hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo.» Vosotros os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles en fiesta, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos, a las almas de los justos que han llegado a su destino y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.
Salmo
Sal 47 R/. Oh Dios, meditamos tu misericordia en medio de tu templo
Grande es el Señor y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R/.
El monte Sión, vértice del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R/.
Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor de los ejércitos,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre. R/.
Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo:
como tu renombre, oh Dios, tu alabanza
llega al confín de la tierra;
tu diestra está llena de justicia. R/.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Marcos 6,7-13
En aquel tiempo, llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y añadió: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, para probar su culpa.»
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Reflexión del Evangelio de hoy
Lectura de día y comentario: Hoy es San Pablo Miki y cc.mm (6 de Febrero)
Santa Águeda (5 de Febrero)
Santa Águeda
Esta joven, de rica e ilustre familia, habiendo decidido desde su adolescencia consagrarse a Cristo, triunfó de todas las tentativas de hacerla contraer matrimonio. A pesar de que fue torturada de múltiples formas se mantuvo firme en su fe y en su virtud. Se la venera desde el siglo V y es la patrona de las mujeres.
Virgen y mártir
Sicilia, siglo III
El culto de esta famosísima mártir se difundió desde Sicilia por todo el Oriente cristiano, por el Norte de África y llegó a Roma, donde se le dedicaron numerosas iglesias, una de ellas por el propio San Gregorio Magno (3 de septiembre), y se la inscribió en la lista de mártires del canon de la misa, volando así su nombre y su fama también a todos los países en donde el Misal Romano ha llegado a estar vigente.
Desgraciadamente sus actas no son anteriores a la segunda mitad del siglo V y han podido por ello ser catalogadas como un romance del gusto medieval más apto para la edificación piadosa que para la noticia histórica.
Los datos seguros, que nadie discute, son muy pocos: que existió históricamente, que fue virgen y mártir, y que fue martirizada por la fe muriendo el 5 de febrero; todas las posibilidades apuntan que fue el año 251 en el imperio de Decio, siendo menos atendibles las indicaciones respecto a su martirio en tiempo de Diocleciano a comienzos del siglo IV. Su nacimiento se lo discuten Catania y Palermo, sin que sobre ello haya datos para concluir, pero su martirio tuvo lugar en Catania, donde su tumba tuvo veneración secular.[…]
Siguiendo la narración de las actas diríamos que esta joven, de rica e ilustre familia, habiendo decidido desde su adolescencia consagrarse a Cristo, triunfó de todas las tentativas de hacerla contraer matrimonio y perder su virginidad. Quintiano, un varón consular, llevado de la lujuria y la avaricia, la deseó y pensó que podría vencer la resistencia de la joven. Al no conseguirlo, aprovechó la persecución desatada contra los cristianos para mandar su arresto y hacerla comparecer ante sí en Catania. Viéndose ella en las manos de los perseguidores, se encomendó a Cristo el Señor, único dueño de su corazón, y le pidió la gracia de poder vencer en la gran batalla que se le avecinaba. Por primera providencia se la envió a una casa de prostitución, llevada por una mujer de duro corazón, que intentó seducir y pervertir a la joven. Como ella se mantuviera firme en su fe y en su virtud, compareció nuevamente ante el juez, y tuvo lugar este diálogo:
Juez: ¿De qué condición eres?
Águeda: Soy de condición libre y de familia noble, como lo prueba la condición de todos mis parientes.
Juez. Si eres libre y noble ¿por qué llevas la baja vida de una esclava?
Águeda: Yo soy esclava de Cristo, y por esto de condición servil.
Juez: Si tú fueses de verdad libre y noble, no te abajarías a tomar el nombre de esclava.
Águeda: La nobleza suprema consiste en ser esclavos de Cristo.
A los pocos días hubo un nuevo interrogatorio, en el que la virgen confesora de la fe volvió a dar un alto testimonio de Cristo y de fe y amor a él. Entonces el juez decidió que fuese atormentada: extendida sobre un caballete fue azotada, y cuando ya los azotes habían desgarrado su frágil cuerpo se aplicó fuego a las heridas. La virgen aguantó con heroica firmeza el tormento, y esta fortaleza no hizo sino irritar aún más al tirano, que mandó entonces le fuesen cortados los pechos, mereciendo que la virgen le increpara por esta afrenta a su dignidad femenina, afrenta que solamente se le podía hacer si el juez olvidaba que de los pechos de su madre se había alimentado de pequeño. Seguidamente, su ensangrentado cuerpo, todo él lleno de heridas y quemaduras y mutilado en su feminidad, fue arrojado a un calabozo, donde la joven entró en oración y puso de nuevo su confianza en el Señor. Tuvo lugar entonces la aparición de San Pedro y la curación de la malherida.
El milagro no impresiona al juez, que la interroga de nuevo, le hace nuevas propuestas de abandonar el cristianismo y recibe nuevas negativas de la santa mártir. Entonces manda que se llene de cascotes de cristal y carbones encendidos el suelo del calabozo y que sobre ellos se tienda a la santa. La desnudan y la tienden, pero entonces un terremoto hace que caiga sobre los verdugos el techo y que la propia ciudad de Catania se conmueva toda por el temblor de tierra. Águeda da gracias a Dios por haberle sido fiel y haberle guardado la castidad de su cuerpo y expira en las manos de Dios.
José Luis Repetto
“¿Es este el esperado de los tiempos?”
